La caída del régimen de Bashar al-Assad ha marcado un punto de inflexión en la historia de Siria. Este 8 de diciembre, los rebeldes proclamaron la “liberación” de Damasco, poniendo fin a más de 50 años de dominio de la familia al-Assad.
Según William Gazeau de France24.com, el Kremlin ha concedido asilo político al exmandatario y su familia, quienes ya se encuentran en Moscú.
La rápida ofensiva rebelde obligó a al-Assad a huir de su país. En respuesta a este desarrollo, el primer ministro sirio ha expresado su disposición a colaborar con el nuevo liderazgo que el pueblo elija. Joe Biden, presidente de Estados Unidos, celebró la caída del régimen, afirmando que su país respaldará la decisión del pueblo sirio sobre su futuro.
Mientras tanto, la violencia en el país ha dejado más de 900 muertos desde el inicio de las hostilidades. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos reportó que entre las víctimas se encuentran civiles, rebeldes y fuerzas leales al antiguo régimen. António Guterres, secretario general de la ONU, destacó la necesidad de una transición política ordenada y una protección efectiva para todos los sirios.